En todo caso, he estado reflexionando sobre este conflictivo elemento de la educación pública catalana y he llegado a la conclusión de que la inmersión lingüística es buena idea. Vale, mucha gente opina lo mismo, pero lo interesante es que yo he llegado ahí con un razonamiento distinto.
Para empezar, sentemos unas bases para el razonamiento. Mi premisa es que la educación es principalmente un derecho del niño que es educado, y no de los padres o de la sociedad, aunque sí que tienen algo que decir sobre el asunto, claro.
A continuación, tomo la palabra al ministro de educación cuando dice que “Los informes y encuestas que tenemos muestran que en Cataluña no se conoce peor el castellano que en otras CCAA”. La fuente no parece de la máxima fiabilidad, pero yo se lo he oido decir por la radio. He buscado estos datos y no los encuentro, así que me lo creo porque debo confiar en que el ministro que se ocupa del tema esté bien informado.
Entonces, si con una inmersión lingüistica en catalán el castellano ya se aprende mejor que en la media de España, ¿para qué quitar la inmersión y permitir que con algunos estudiantes se utilice el castellano como lengua vehicular? La respuesta obvia es que para estar por encima de la media. ¡Todo lo que sea mejorar es bueno! Pero claro, si esto se deja a la elección de los padres (el único criterio que he visto), sin duda la gran mayoría de los que escojan esta opción serán familias castellanoparlantes, que en buena lógica son las que mejor castellano tienen (y ayudan a subir la media) mientras que deben ser las que andan más flojas con el catalán.
Si esto sucede, parece lógico que el castellano mejore, pero poco (porque los menos conocedores de esta lengua seguirán estudiandola en misma cantidad) mientras que el catalán empeore bastante más (porque aquellos a quienes beneficiaba más la immersión lingüistica pierden este beneficio). En definitiva, que aunque hay una mejora en el nivel de castellano del país, netamente la educación media sale perdiendo, y también la del niño individual: el catalanoparlante se queda igual, mientras que el castellanoparlante cambia una leve mejora de su castellano por un descenso en picado de su nivel de catalán.
Conclusión: dejar elegir a los padres la lengua vehicular en la enseñanza de sus hijos atenta contra su educación.
Dicho esto, una tercera hora de castellano no creo que sobrase, y también hay un criterio alternativo al que yo he discutido, si se quiere eliminar la inmersión homogénea, que cuadra con mi razonamiento pero es extremadamente impopular: que la lengua vehicular sea la que el niño no habla en casa, o en su entorno social. No digo que sea bueno, pero en todo caso no es peor que dejar elegir a los padres (desde el punto de vista de la educación de cada niño).
Pd: Si has llegado hasta aquí, dejame un comentario y te regalo un caramelo. En serio!
1 comment:
Quiero un caramelo!
I no comentaré gaire res més perquè aquest tema perquè... grrrr
sóc massa passional com per racionalitzar!
mua
<3
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